DOS ARGENTINOS EN LA TIERRA PROMETIDA
A 25 años de la profunda herida que dejó abierta Malvinas, dos argentinos rememoran su paso por el archipiélago. Uno en tiempos de guerra y otro en tiempos de paz.
“En la guerra percibí la verdadera dimensión del pánico”
“The Falkland Islands are an ideal place for an exciting and unusual holiday” las Islas Malvinas son un lugar para unas vacaciones excitantes e inusuales enfatiza la guía turística que te entregan al arribar al archipiélago y que el ex combatiente lee pensativo y absorto.
José Luis Capurro refleja su rostro en el espejo del consultorio en el que se desempeña como veterinario, y sus gestos denotan el dolor, la indignación, y los recuerdos.
El veterano no puede creer que aquella tierra en que se derramó tanta sangre argentina hoy sea tan solo un atractivo turístico bajo la bandera británica.
El ex soldado apela a su memoria y señala que cuando arribó a Malvinas fue en principio una aventura que con la llegada de los militares británicos se convirtió en lo que era: “Una guerra injusta y desigual. Una locura”.
Con sus recién cumplidos 18 años y con pocos días de entrenamiento militar, Capurro se encargó del área de Comunicaciones de la Artillería de Defensa Aérea, y estuvo en Puerto Argentino en la primera posición que fue bombardeada desde los barcos ingleses. “Más allá de la sed, el hambre y el frío la experiencia más fuerte fue percibir la verdadera dimensión del pánico” cuando por las noches dentro del pozo inundado de agua helada esperaban que se silencie el silvido de los proyectiles tan cercanos.
Tras dos meses de combate y con 16 kilos menos “el héroe de guerra” ante la rendición argentina se sintió “frustrado y triste por la derrota” sin notar aún que había ganado al conservar el tesoro más preciado: Su vida.
Por otra parte, aseguró que como prisionero de guerra no fue maltratado por los ingleses ni por su superior pero que , sin embargo, algunos colimbas recibieron castigos por parte de los militares argentinos como cuando “los clavaban contra el piso con una estaca en cada extremidad “ cual Tupac Amaru.
No obstante, Capurro recuerda a la guerra como un episodio fuerte que tras recuperarse de la depresión post traumática que le ocasionó, le dejó la enseñanza que “hay que valorar la vida y tomársela con tranquilidad”.
Como miembro activo del C.E.S.C Centro de Ex Soldados Combatientes el actual veterinario está “orgulloso y sumamente felíz” por los avances en la construcción de la sede de la entidad en Misiones 3172, y por la unión y hermandad entre los veteranos que sostienen: “Seguimos demostrándole a los argentinos que no somos los perdedores”.
Malvinas Un museo viviente
“Un kelper me dijo que quieren que las Malvinas sean como una especie de ‘Museo viviente’ intacto que refleje la guerra para que quede latente en la memoria y así no vuelva a ocurrir jamás”, cuenta uno de los primeros turistas con pasaporte argentino que pisó las Islas al reabrirse las fronteras a fines de 1999.
El músico aclaró que la idea de rodar el video en una tierra tan cargada de connotaciones fue porque “el disco habla de la naturaleza y Malvinas sufrió un fuerte daño ecológico” producto de la contienda. Así que “iniciamos los trámites en la embajada británica que a pesar de que necesitabámos un permiso especial por el uso de cámaras, aceptó nuestra solicitud”.
El viaje del grupo musical fue el segundo vuelo directo de Lan Chile desde la Argentina continental, que hizo escala en Río Gallegos en donde tomaron conciencia de la repercusión de su visita al archipiélago por la cantidad de periodistas que los reportearon al llegar a la zona del país más cercana a las Islas.
A diferencia de la reacción del resto de los malvinenses que “parecía que se sentían invadidos por nuestra presencia, la familia Stuttgart que nos hospedó “nos trató muy bien y nos contó acerca de su modo de vida y de sus vivencias durante las hostilidades” aclaró el músico.
“La sociedad malvinense está quedada en el tiempo. “ Se levantaban alrededor de las 7, con un típico desayuno británico, a eso de las 16 cesaban las actividades, luego se reunían en tabernas donde su única diversión era beber cerveza, y a las 23 había toque de queda” agregó.
Nota propia. Publicada en el libro "A 25 años de Malvinas" de Vito Amalfitano
2 comentarios:
Soy yo misma Jime. Hacer esta noche con la que me gané la beca para TEA y además salió publicada en un libro fue, sin duda, una experiencia buenísima. Fue "estar segura" que amo el periodismo y primero como un "servicio"...
Muy buena nota y el video que la acompaña también.
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