viernes, 28 de septiembre de 2007

DOS ARGENTINOS EN LA TIERRA PROMETIDA

A 25 años de la profunda herida que dejó abierta Malvinas, dos argentinos rememoran su paso por el archipiélago. Uno en tiempos de guerra y otro en tiempos de paz.

“En la guerra percibí la verdadera dimensión del pánico”

The Falkland Islands are an ideal place for an exciting and unusual holiday” las Islas Malvinas son un lugar para unas vacaciones excitantes e inusuales enfatiza la guía turística que te entregan al arribar al archipiélago y que el ex combatiente lee pensativo y absorto.
José Luis Capurro refleja su rostro en el espejo del consultorio en el que se desempeña como veterinario, y sus gestos denotan el dolor, la indignación, y los recuerdos.

El veterano no puede creer que aquella tierra en que se derramó tanta sangre argentina hoy sea tan solo un atractivo turístico bajo la bandera británica.
El ex soldado apela a su memoria y señala que cuando arribó a Malvinas fue en principio una aventura que con la llegada de los militares británicos se convirtió en lo que era: “Una guerra injusta y desigual. Una locura”.

Con sus recién cumplidos 18 años y con pocos días de entrenamiento militar, Capurro se encargó del área de Comunicaciones de la Artillería de Defensa Aérea, y estuvo en Puerto Argentino en la primera posición que fue bombardeada desde los barcos ingleses. “Más allá de la sed, el hambre y el frío la experiencia más fuerte fue percibir la verdadera dimensión del pánico” cuando por las noches dentro del pozo inundado de agua helada esperaban que se silencie el silvido de los proyectiles tan cercanos.

Tras dos meses de combate y con 16 kilos menos “el héroe de guerra” ante la rendición argentina se sintió “frustrado y triste por la derrota” sin notar aún que había ganado al conservar el tesoro más preciado: Su vida.
Por otra parte, aseguró que como prisionero de guerra no fue maltratado por los ingleses ni por su superior pero que , sin embargo, algunos colimbas recibieron castigos por parte de los militares argentinos como cuando “los clavaban contra el piso con una estaca en cada extremidad “ cual Tupac Amaru.

El veterano apreta sus manos en señal de bronca e indignación y asevera: “Lo más denigrante fue el sentirse usado, el ser manipulado por la estrategia política de Fortunato Galtieri para intentar perpetrar la dictadura en el poder”.
No obstante, Capurro recuerda a la guerra como un episodio fuerte que tras recuperarse de la depresión post traumática que le ocasionó, le dejó la enseñanza que “hay que valorar la vida y tomársela con tranquilidad”.
Como miembro activo del C.E.S.C Centro de Ex Soldados Combatientes el actual veterinario está “orgulloso y sumamente felíz” por los avances en la construcción de la sede de la entidad en Misiones 3172, y por la unión y hermandad entre los veteranos que sostienen: “Seguimos demostrándole a los argentinos que no somos los perdedores”.

Malvinas Un museo viviente

“Un kelper me dijo que quieren que las Malvinas sean como una especie de ‘Museo viviente’ intacto que refleje la guerra para que quede latente en la memoria y así no vuelva a ocurrir jamás”, cuenta uno de los primeros turistas con pasaporte argentino que pisó las Islas al reabrirse las fronteras a fines de 1999.
A 25 años de la guerra, Sergio Cedrún del grupo de rock “Los Hijos de López” desde el comedor de su casa en Villa Devoto recuerda su viaje al archipiélago junto a familiares de caídos, para la filmación del video “Madre” de su anteúltimo disco titulado “Semilla”. La banda actuó en la tavernaThe Globe” que es la más famosa y concurrida de la capital malvinense y se convirtió en el primer grupo del país en tocar frente a un público de kelpers.
El músico aclaró que la idea de rodar el video en una tierra tan cargada de connotaciones fue porque “el disco habla de la naturaleza y Malvinas sufrió un fuerte daño ecológico” producto de la contienda. Así que “iniciamos los trámites en la embajada británica que a pesar de que necesitabámos un permiso especial por el uso de cámaras, aceptó nuestra solicitud”.
Cedrún mientras ponía el video “Los hijos de nadie” que a modo de documental retrata el viaje, y que fue presentado en marzo de este año en el XXI Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con el relato del actor Victor Laplace, contaba con entusiasmo su estadía en “las Malvinas argentinas”.
El viaje del grupo musical fue el segundo vuelo directo de Lan Chile desde la Argentina continental, que hizo escala en Río Gallegos en donde tomaron conciencia de la repercusión de su visita al archipiélago por la cantidad de periodistas que los reportearon al llegar a la zona del país más cercana a las Islas.
Además Cedrún aclaró que fue algo inédito que los dejaran quedarse una semana porque hasta ese momento (noviembre de 1999) los visitantes argentinos solo podían estar un día, sin permiso de circular por la isla, sino únicamente recorrer el cementerio de Darwin” con las tumbas de los 237 caídos.
“Apenas llegamos al aeropuerto nos encontramos con un militar británico arriba de una tarima, que nos explicó con voz firme las normas vigentes en las Islas, nos advirtió de la peligrosidad de las minas, y nos aclaró que debíamos denunciar a la salida del archipiélago cualquier elemento bélico hallado, y que de ninguna manera podíamos llevarnos absolutamente nada” , agregó Sergio.
Por otra parte, al arribar “nos dimos cuenta que si bien estás pisando tierra argentina bajo bandera británica sentís que es tuya, pero cuando notás la idiosincrasia, el idioma, la cultura, te ves como un extranjero”. Con el ceño fruncido por el enojo enfatizó que sintió bronca, y tristeza pero a la vez gratitud por los que dejaron su vida en el archipiélago.
A diferencia de la reacción del resto de los malvinenses que “parecía que se sentían invadidos por nuestra presencia, la familia Stuttgart que nos hospedó “nos trató muy bien y nos contó acerca de su modo de vida y de sus vivencias durante las hostilidades” aclaró el músico.
Ante la ocupación inesperada de los argentinos, los kelpers contaron que lo vivieron con “imparcialidad y pánico porque era inminente una guerra”, y que en Puerto Argentino, a poca distancia de su casa, cayó un explosivo que voló un galpón entero.
“La sociedad malvinense está quedada en el tiempo. “ Se levantaban alrededor de las 7, con un típico desayuno británico, a eso de las 16 cesaban las actividades, luego se reunían en tabernas donde su única diversión era beber cerveza, y a las 23 había toque de queda” agregó.
Por último, enfadado y con angustia recordó cuando los militares británicos le incautaron a los familiares de los caídos objetos que querían llevarse como recuerdo de sus hijos: “Los gendarmes los tiraron a la basura en lugar de dejarlos en el Museo viviente del cual hablan. Esa situación nos hizo sentir que 17 años más tarde nos volvíamos otra vez con las manos vacías”.




Nota propia. Publicada en el libro "A 25 años de Malvinas" de Vito Amalfitano

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy yo misma Jime. Hacer esta noche con la que me gané la beca para TEA y además salió publicada en un libro fue, sin duda, una experiencia buenísima. Fue "estar segura" que amo el periodismo y primero como un "servicio"...

Anónimo dijo...

Muy buena nota y el video que la acompaña también.